Un mes ha pasado desde mi último post sobre la tremenda crisis que nos está asolando. En él intenté expresar mi frustración, pesadumbre, enfado y cabreo por las reacciones que estaba viendo a mi alrededor durante las primeras semanas del impacto de la pandemia en Europa. Parece mentira, pero tras este tiempo… me he quedado corto.

Muchas cosas han cambiado desde entonces, y muchas más (espero) cambiarán cuando un nuevo rumbo nos guíe a una nueva normalidad. Y es que yo así lo creo; no vamos a “volver” a como estábamos antes. Entraremos en un nuevo estadio al que llamaremos normal donde cosas clave van a modificar la forma en que nos relacionamos, socializamos, comunicamos y vivimos en una sociedad nueva.

Durante este mes me he dado cuenta de muchas más cosas de las que ya hablaba en mi primer post sobre la pandemia.

Política

Como ya había comentado, la política es la que ha “liado” aún más el problema. Puede que de aquí a unos años se hagan estudios socio-políticos sobre esta etapa y concluyan sobre las mismas premisas: en tiempos de pandemias la ciencia tiene que ser el gestor, no la política. En casos como el que estamos viviendo la política debe pasar a un segundo plano; así de claro y rotundo. No tiene sentido que el gobierno y gestión de una crisis donde los intereses económicos, políticos y derivados sean los que primen cada decisión. Puede que sea una idea utópica, pero en muchos países nos hubiera ido mejor si toda decisión de estado hubiera recaído en la representación de un organismo científico global (al menos europeo si hablamos en esta región) y el gobierno de turno se limitara a la operativa del cumplimiento de esas decisiones. Por lo que he ido observando, muchas decisiones acertadas se hubieran tomado más rápidamente y muchas vidas se hubieran salvado.

Luego está el juego de siempre. La guerra entre gobierno – oposición donde todo vale y se usan victimas, argumentos, falsos bulos y cualquier cosa para lanzarlo al bando contrario sin importar la verdad o las consecuencias. Lo que importa en esa guerra es la ideología de cada bando. Me he dado cuenta que es la “sofisticación” de la guerra tradicional donde, en vez de disparar balas, se disparan consignas sin importar los daños colaterales… ¿es eso la política? ¿o es que se ha degradado a lo largo de los años a tal nivel que ya no se puede encontrar similitudes a lo que fue hace tiempo?

Sociedad

Creo que nadie puede dudar de la dualidad que hemos visto en este tiempo. Por un lado están los que se toman la situación desde un punto de vista racional e intentan sobrellevarlo con información veraz e investigación. Por otro lado están los que utilizan el odio para intentar (no sé para qué motivo) desestabilizar el pensamiento colectivo y difundir sus ideas a través de un odio más propio de algo endémico que racional. Y en esto es lo que me centraba en mi anterior post. Esa gente que, por algún motivo que se me escapa (y puede que sea objetivo de alguna tesis futura), dejan de lado su raciocinio y anteponen su ideología por delante de cualquier cosa. Incluso vidas humanas o la propia ciencia. Y es que hay mucha gente que defendía la gestión de algunos países prominentes de Europa y al cabo de unas pocas semanas se ha visto (empírico) que se han convertido en primeras cabezas de países con más infectados y muertos del mundo.

¿A qué se debe esa corriente? ¿qué es lo que hace que una persona vuelque toda la culpa a la ideología contraria en algo que está por encima de eso? es como culpar a un gobierno por un terremoto o similar… Entiendo y creo que han habido errores en la gestión de muchos países; errores que han provocado muertes. Pero culpar, no por la gestión, si no por la ideología política me parece ciertamente de una falta de conocimiento y sentido común brutal. El odio como vía de transmisión apoyado por medias verdades y bulos en esta sociedad hiper-conectada, donde esta gente encuentra un campo abierto y sin limites.

Creo que esta será una de las grandes crisis que tendremos cuando esto pase: crisis social. Espero que de alguna manera, esa parte de la población haga un examen de conciencia más profundo y no cometa el error de usar ese pensamiento erróneo para dar poder a alguien que se aproveche de esta situación (me temo que así será).

Como decía Jiddu Krishnamurti: “No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma